Desde pequeñita aprendió que la vida era una carrera de fondo, donde el más veloz, más fuerte y más listo, siempre iba en primer lugar. Desde que recuerda, la vida era una batalla; a veces algo pacífica y en otras ocasiones cruel y encarnizada. Ella soñaba con un mundo bonito, de esos que algunos escépticos llaman utópicos...un lugar donde las personas no tienen que ganar guerras, sino apoyarse los unos a los otros, porque siempre hay un objetivo común, el bienestar de todos. Cuando era chiquita, ella quería cambiar el mundo y hacer de él, un lugar entrañable donde vivir; siempre pensaba que alguien tuvo que decir cómo se tenían que establecer las cosas, y que los demás siguieron esas pautas pensando que eran las correctas...pero y si en realidad no lo eran? Y si solo eran buenas para unos cuantos?.
Mientras duró su infancia, siguió pensando que todo podía ser más hermoso, más calmado. Que si la gente dejara de enfrentarse, de verse como enemigos, la convivencia resultaría un poquito más fácil y agradable. Y qué decir de los animales!!! Ella adoraba a todo bichito viviente!!!! No entendía los sacrificios que se hacían con ellos, veía fácilmente el dolor y el miedo en sus miradas.
La suya fue una infancia feliz, disfrutó los juegos en la calle con otros niños, jugó a imaginar, cogió gorriones heridos, crió en una caja gusanos de seda, comió chuches y dio mil vueltas a la misma manzana, porque entonces era el máximo camino que se nos permitía recorrer.
Y los años fueron pasando, la pequeña se fue haciendo mayor y llegó a esa edad conflictiva producto de una adolescencia precoz. Vivió esta etapa de su vida luchando y protrestando por todo aquello que estaba establecido o se le imponía, era lo normal dentro de la sociedad en la que había nacido pero eso no quería decir que a ella le tenía que gustar. En muchas ocasiones se sintió un poquito rara pero en el fondo, lo que no sabía es que estaba siguiendo su verdadero propósito, conocerse a sí misma.
La rebelde indomable que hacía preguntas incómodas, siguió su proceso y continuó dando pasos, cogiendo caminos, unos acertados, otros erróneos; pero fue así como la vida fue haciendo mella en ella, aprendiendo y desprendiendo de cada vivencia, de cada situación y de cada experiencia.
Y con el paso de los años aquella preciosa adolescente se fue convirtiendo en una mujer adulta, sumergida en una sociedad que apenas lograba entender. Se enfadaba con las injusticias, se enfrentaba a los demás porque no veían lo que hacían sus ojos, e incluso intentaba convencer a aquellos con los que discutía de sus ideas y opiniones. Ella no afrontaba bien las críticas, se preguntaba demasiadas veces el porqué de las actuaciones de las personas con las que vivía en este mundo.
Esto le causó demasiadas lágrimas, demasiados enfrentamientos y sobre todo frustraciones con ella misma.
Un día cualquiera, la vida le dio un revés de esos que descolocan por completo en un giro de 360°, y nunca más fue la misma.
Cuando sus heridas se fueron cicatrizando comenzó a escucharse, a estudiarse y sobre todo a recalcular nuevas rutas, nuevos caminos, que pudieran liberarla de tanta presión, de tantos sentimientos encontrados y sobre todo,de sufrir por aquello que no le correspondía.
Ella entendió que su vida solo le pertenecía a ella, que sus vivencias marcaban el ritmo de sus decisiones y aciertos. Comprendió que no necesitaba convencer a nadie, ni tener razón, solo necesitaba ser fiel a sí misma. Seguir su intuición, cultivar su intelecto y en ocasiones dejarse llevar por su instinto.
Entendió que todos los seres humanos somos corazón cuando venimos al mundo, y que son las creencias impuestas, las vivencias y las carencias afectivas y emocionales las que hacen que olvidemos quién realmente somos.
Si estás leyendo esta pequeña historia, que he reducido en gran medida por no extenderme demasiado, quiero que sepas que tú también ERES CORAZÓN sólo que posiblemente lo olvidaste cuando te dijeron que en la vida hay que luchar y seguir adelante. No te educaron en la idea de que hay que vivir y aprender de las experiencias, porque todas ellas nos van forjando en nuestro día a día hasta que llega el momento de irnos.
Si vives sin cuestionar nada, si todo lo que te llega lo absorbes sin más, posiblemente te hayas olvidado de quién eres en realidad y que tú amig@ mi@, ERES CORAZÓN ❤❤.
#renace
#fluyeconlavida
#soyunahierbas
Mientras duró su infancia, siguió pensando que todo podía ser más hermoso, más calmado. Que si la gente dejara de enfrentarse, de verse como enemigos, la convivencia resultaría un poquito más fácil y agradable. Y qué decir de los animales!!! Ella adoraba a todo bichito viviente!!!! No entendía los sacrificios que se hacían con ellos, veía fácilmente el dolor y el miedo en sus miradas.
La suya fue una infancia feliz, disfrutó los juegos en la calle con otros niños, jugó a imaginar, cogió gorriones heridos, crió en una caja gusanos de seda, comió chuches y dio mil vueltas a la misma manzana, porque entonces era el máximo camino que se nos permitía recorrer.
Y los años fueron pasando, la pequeña se fue haciendo mayor y llegó a esa edad conflictiva producto de una adolescencia precoz. Vivió esta etapa de su vida luchando y protrestando por todo aquello que estaba establecido o se le imponía, era lo normal dentro de la sociedad en la que había nacido pero eso no quería decir que a ella le tenía que gustar. En muchas ocasiones se sintió un poquito rara pero en el fondo, lo que no sabía es que estaba siguiendo su verdadero propósito, conocerse a sí misma.
La rebelde indomable que hacía preguntas incómodas, siguió su proceso y continuó dando pasos, cogiendo caminos, unos acertados, otros erróneos; pero fue así como la vida fue haciendo mella en ella, aprendiendo y desprendiendo de cada vivencia, de cada situación y de cada experiencia.
Y con el paso de los años aquella preciosa adolescente se fue convirtiendo en una mujer adulta, sumergida en una sociedad que apenas lograba entender. Se enfadaba con las injusticias, se enfrentaba a los demás porque no veían lo que hacían sus ojos, e incluso intentaba convencer a aquellos con los que discutía de sus ideas y opiniones. Ella no afrontaba bien las críticas, se preguntaba demasiadas veces el porqué de las actuaciones de las personas con las que vivía en este mundo.
Esto le causó demasiadas lágrimas, demasiados enfrentamientos y sobre todo frustraciones con ella misma.
Un día cualquiera, la vida le dio un revés de esos que descolocan por completo en un giro de 360°, y nunca más fue la misma.
Cuando sus heridas se fueron cicatrizando comenzó a escucharse, a estudiarse y sobre todo a recalcular nuevas rutas, nuevos caminos, que pudieran liberarla de tanta presión, de tantos sentimientos encontrados y sobre todo,de sufrir por aquello que no le correspondía.
Ella entendió que su vida solo le pertenecía a ella, que sus vivencias marcaban el ritmo de sus decisiones y aciertos. Comprendió que no necesitaba convencer a nadie, ni tener razón, solo necesitaba ser fiel a sí misma. Seguir su intuición, cultivar su intelecto y en ocasiones dejarse llevar por su instinto.
Entendió que todos los seres humanos somos corazón cuando venimos al mundo, y que son las creencias impuestas, las vivencias y las carencias afectivas y emocionales las que hacen que olvidemos quién realmente somos.
Si estás leyendo esta pequeña historia, que he reducido en gran medida por no extenderme demasiado, quiero que sepas que tú también ERES CORAZÓN sólo que posiblemente lo olvidaste cuando te dijeron que en la vida hay que luchar y seguir adelante. No te educaron en la idea de que hay que vivir y aprender de las experiencias, porque todas ellas nos van forjando en nuestro día a día hasta que llega el momento de irnos.
Si vives sin cuestionar nada, si todo lo que te llega lo absorbes sin más, posiblemente te hayas olvidado de quién eres en realidad y que tú amig@ mi@, ERES CORAZÓN ❤❤.
#renace
#fluyeconlavida
#soyunahierbas
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